Crítica: Desaparecer por completo, nota roja y brujería en esta terrorífica película de Netflix
El escalofriante filme «Desaparecer por completo» ha aterrizado en Netflix hace apenas unos días, luego de cosechar éxitos en festivales como el Fantastic Fest. Este nuevo filme, con su atmósfera oscura, evoca el estilo de directores como John Carpenter o Wes Craven y nos hace recordar la película “Primicia mortal”, estelarizada por Jake Gyllenhaal. Si te gustan las cintas de terror, una vez que termines de leer esta reseña, te recomendamos sentarte en el sofá, acercar un tazón de palomitas y deleitarte con este genial filme mexicano
La película de Luis Javier Henaine retoma el tema que ya hemos visto en otras cintas, donde hombres profundamente imperfectos, convencidos de conocer todo sobre el mundo, descubren que hay fuerzas más allá de su control, así como lo vimos en la película «La serpiente y el arco iris».
Al igual que otras películas del género, «Desaparecer por completo» se siente como un accidente de auto en cámara lenta. La fotografía es genial, lo mismo que los ambientes donde se desarrolla la acción, que son, en su mayoría, locaciones ubicadas al sur de la Ciudad de México.
Henaine nos lleva de la mano durante la desesperación del protagonista, quien confía en encontrar una salida a su espiral descendente, aunque nosotros sabemos que es poco probable que eso suceda.
¿De qué se trata Desaparecer por completo?
Esta vez, el protagonista es Santiago (interpretado por Harold Torres), un fotógrafo carente de sensibilidad que persigue incansablemente la captura perfecta, sin importar cuántas barreras morales tenga que atravesar para lograrlo. Su actitud no es exactamente despreciable, pero sus acciones rozan los límites entre lo correcto y lo incorrecto, y uno podría deducir que sus dificultades tanto en la vida como en su carrera son probablemente responsabilidad suya, aunque él mismo no lo reconozca.
Al enterarse de que su pareja está embarazada, su reacción no es precisamente compasiva, pues teme que afecte su trayectoria profesional. Antes de que la trama principal, que trata sobre la insensibilidad sensorial, se desarrolle por completo, su pareja le hace una observación reveladora: «Yo veo exactamente lo contrario de lo que tú ves». Esta declaración sugiere que la percepción de Santiago siempre ha estado un tanto distorsionada, y pronto se convertirá en su cruda realidad.
En su búsqueda incansable de la siguiente imagen impactante para vender al periódico amarillista para el que trabaja, se adentra en una vivienda donde un cuerpo parece haber sido devorado por ratas. Con la luz de una linterna policial, captura la escena y la adereza con un titular escalofriante (“¡el hombre queso!”).
Tras ese encuentro perturbador, extraños sucesos comienzan a perseguir a Santiago. Resulta que ha sido maldecido, lo que se traduce en la paulatina pérdida de sus sentidos… uno tras otro. Aunque transmitir la ausencia de olfato o gusto no resulta particularmente cinematográfico, Henaine y su equipo se divierten en el último acto, donde las cosas toman un giro aún más extraño y el diseño sonoro se erige merecedor de premios.
Director y guionistas logran aprovechar el poder del cine —la vista y el sonido, en última instancia— para sumergirnos en el declive físico y mental de Santiago. Desde el principio, la fotografía de Glauco Bermúdez establece una sólida base visual para la película, la cual se descompone gradualmente conforme la vida de Santiago se desmorona.
A medida que nuestro protagonista se da cuenta de que está a punto de cumplir con el título de la película, su pánico aumenta, lo que lo lleva a tomar decisiones cada vez más dudosas. Aunque el guion explora algunas áreas innecesarias en el acto final para tratar de explicar lo que le está sucediendo a Santiago, esto no es realmente esencial para la historia.
La razón por la cual Desaparecer por completo funciona tan bien es porque Henaine y su equipo nos sumergen por completo en el viaje de Santiago. Parece que Torres está presente en cada escena, o al menos en la mayoría, y el enfoque de punto de vista fijo es una elección brillante que intensifica la tensión de este viaje. Al igual que en las historias de Carpenter y Craven, esta es la historia de un hombre que se adentra merecidamente en el infierno, y nosotros vamos con él en esta película que no te dejará levantarte del sillón.
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